La mano vacía Orlando Yans

El plan es simple, perfecto. Infalible. Nada puede torcerlo. A fines de diciembre de 2001, mientras la Argentina se derrumba a pedazos, los ahorristas reclaman sus dineros y los secuestros exprés arrecian en la capital, Ovidio Gadeneira, un caudillo de un pueblito del interior, piensa dar el batacazo que le allanará su carrera política y su vida. Durante la celebración del aniversario de Vuelta del Progreso, cuando la población, ajena al caos nacional, se entregue a una fiesta frenética y descontrolada, una banda de desconocidos irrumpirá para secuestrar a su archienemigo, un mujeriego que le ganó todas las elecciones y que lo relegó a un puesto menor en la comuna. Pero lo que parece una labor de rutina —pedir un rescate y alzarse con un suculento botín— se complicará y los inesperados enredos se sucederán unos tras otros para descubrir las miserias y los deseos de los personajes, envueltos en una operación mafiosa que se convertirá en una tragedia colectiva. Con una tensión controlada el lector conocerá poco a poco la macabra historia del ex delegado comunal Gadeneira, un hombre capaz de pergeñar una venganza sin igual contra las personas que detesta, se compadecerá de Sánchez y Lucho —delincuentes de poca monta tristemente engañados— y se enamorará de la Gallega, una atractiva joven que deambula por el país junto con un espectro que le habla al oído para recordarle que, alguna vez, en un tiempo no tan remoto, cuando vivía en la bella Salamanca, fue feliz. La primera novela de Orlando Yans es una crítica despiadada al sistema político y, además, nos recuerda el momento en que el país se sumió en una crisis social tan aguda que nos dejó, literalmente, con las manos vacías.